El horror de una pesadilla
cuasi sempiterna
El Mundial que Brasil jamás
quiso jugar. En sus propios estadios se posó el pájaro negro del mal
agüero. Tétricos augurios rayaron por el
Cristo de Río desde aquel primer encuentro despojado a Croacia, casi en el hilo
de un silbido del juez de campo. Con
México aparecieron los espantos que caminaban por los confines del marco
brasileño. Un poste vertical fue el aliado más importante de Brasil en la
contienda; que jugó con más propiedad, Chile. James Rodríguez y sus
correligionarios del vallenato balompédico con su arcoíris de fintas en los pies, trocaban cual nubarrones
apocalípticos en la zozobra del
“Scratch”. Un 1-7 en su propia fiesta mundialera es imposible de imaginar, y la
angustia se revuelve en el almarjal oscuro de la catástrofe futbolística, con
el 0-3 grados del terremoto final en estadios cariocas. Tragedia futbolera en alas de la Selección de Lio
Messi que tocó a la puerta del trofeo en la finalísima. El drama no tenía
nombre para el universo futbolístico de Brasil. ¡Qué tal si Argentina hubiese
salido campeón! Los espectros de la pesadilla gozarían en una noche eterna: de un mundial que Brasil jamás
quiso jugar.
Oscar Barrantes Rodríguez
Circulo Bolivariano Yamileth
López (CBYLO)
Centro Popular Costarricense
de Estudios Sociales (CPCES)
San Ramón-Costa Rica
Julio 13 de 2014
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